domingo, 16 de noviembre de 2014

Aquellas cosas que son más que rosas

El día de hoy quisiera contarles unas de mis experiencias con los alumnos de la escuela que sucedió en los días posteriores a mí anterior publicación.

Días atrás, noté que uno de mis alumnos estaba disperso y sin interés durante las clases, el primer día lo dejé pasar porque creí que era mi clase. Los siguientes días noté que su actitud seguía igual. El viernes de esa misma semana le pedí a ese alumno que me ayudará en el receso a pegar los papelitos de los trackers. Mientras él pegaba los papelitos, yo empecé a preguntarle qué era lo que estaba sucediendo. Le mostré mi preocupación por él, le dije que había estado notando su actitud hacia las clases. Platicamos un poco y tuvo la confianza de decirme que él sentía que estaba haciendo mal, pero que no veía el sentido de hacer las cosas de la escuela si a él lo que le preocupaba más era trabajar y tener un poco de dinero para comprarse algunas cosas.

  Cómo en otros días, le pregunté que cómo se veía en unos años más, dejando de lado la parte familiar. Su respuesta fue "Quiero trabajar, tener algo más de lo que tengo ahora y ser mejor." Una vez que me dijo esto le pregunté que si había pensado en si la escuela podía contribuir de alguna manera en sus metas. Le recordé que en un par de las actividades que habíamos realizado hace ya algún tiempo, él mencionó varias cosas que le gustaban y que he visto que tiene talento para realizar esas cosas. Pero, si quería trabajar ¿por qué no considerar que, en unos años, el podría tener gente trabajando para él? Eso en vez de tener en mente que estará trabajando para alguien. La escuela puede dar muchas cosas a parte de las calificaciones. Mientras uno va subiendo los escalones educativos, se conoce gente, se hacen amistades, se comparten ideas similares y distintas a las de otros, el juicio se enriquece y todas estas experiencias amplían nuestro panorama. Luego de esto, le dejé un par más de preguntas para reflexionar: ¿Qué crees que es lo que más necesita tu comunidad? ¿Hace cuánto tiempo crees que tiene esa necesidad? ¿Te gustaría hacer algo para ayudar?¿Qué?

   Seguimos platicando otro rato, reconocí su talento y le pedí que enfocara eso en sus ganas de salir adelante porque puede y porque tengo plena confianza en que puede hacer un mejor papel en la escuela. Le dije además que podía confiar en mí para ayudarlo en lo que pudiera.
  
   El lunes siguiente éste alumno llego con más ánimos y con sus trabajos hechos y exhortando a sus compañeros a trabajar. Una de sus frases fue "Vamos a empezar porque ya sé a dónde quiero ir y quiero aprender mucho."

  Es realmente grato ver que platicar unos minutos con los alumnos, escucharlos y alentarlos, puede motivarlos tanto.

Y esto, estimados compañeros es mi anécdota de éste ciclo de publicaciones. Saludos y gracias por su lectura.

1 comentario:

  1. Que linda historia Filo, definitivamente muchas de las enseñanzas se dan en tiempos y espacios no formales. Mucha fuerza para seguir motivando a tus chav@s.

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