Una rosa y una espina; son las cinco palabras que debía escribir en este blog por primera vez; qué decir de una rosa, si hay tantas en mi vida qué decir de una espina si son las que me motivan a seguir admirando las rosas.
Son tantas las
rosas que me hacen maravillarme día con día, que me dan la fuerza y el motor de
seguir en este programa, son tantas las espinas que veo saliendo de esas rosas
y que son otro tipo de motor, ese que hiere, enoja y mueve, ese que irrita,
sincera e infiere. No podría expresar una sola rosa, no podría expresar una
sola espina, tendría que haber estado un solo minuto para dar cuenta de solo
una, y en ese minuto tener mi vista cegada y mis oídos tapados para así poder
decir que mi rosa es; la energía positiva de mis estudiantes; mi espina; el
rezago evidente que se respira.
No podría quejarme,
ni sabría culpar a alguien en particular por esa espina, sí podría decir que
esa rosa; esa energía de mis niños de 4to de primaria me mueve todos los días,
es así que caigo en la conclusión de que esta mi primera publicación no podría
ser reducida a una sola rosa ni a una sola espina, ya que llevo en mi primaria
un mes y medio y puedo decir que equiparando éxitos y fracasos puedo sentirme
orgullosa del trabajo que he logrado y puedo sentirme impotente por el trabajo
que me falta lograr. No obstante podría enumerar las mil rosas y las mil
espinas, eso me daría un panorama general del tipo de motor que me mueve a
diario, sin embargo opto por decir que mi mejor rosa es tener la oportunidad de
dibujar sonrisas todos los días en mis niños, mi más grande rosa es hacer que
les guste ir a la escuela, mi espina más filosa es tener un rezago evidente con
niños que en 4to año no saben leer, mi espina más grande es seguir en la
búsqueda de estrategias que impacten radicalmente en ese rezago.
Podría aludir a los
mil logros que he tenido; como mi muro de elogios repleto de frases alentadoras
entre los niños y para conmigo, o qué decir de los niños que ya leen triptongos
y sílabas volteadas cuando al principio no leían nada, no podría dejar atrás el
comportamiento que se ha logrado gracias a la estrategia del semáforo, tampoco
el compañerismo y la motivación, y es así como tampoco podría dejar de lado mis
espinas; enunciando que las planeaciones me han costado mucho trabajo, que
considero a los libros de la SEP descontextualizados, que aún sigo con temas
del examen diagnóstico porque los programas de años anteriores no se habían
dado ni en una cuarta parte, no podría dejar de hablar de las condiciones
climáticas que considero en mí una rosa por irme adaptando poco a poco a los
escasos 17 grados que llegan a alcanzarse en días muy calurosos o qué decir de
la mayoría de los días que tenemos temperaturas de entre 5 y 10 grados, ni hablar
de otra espina que es la infraestructura y la alimentación de mis alumnos con
mi salón de madera y niños que no desayunan en casa, seguiré luchando por
cortar esas espinas y seguiré luchando más por conservar esas rosas y hacer que
se multipliquen; que se proliferen y que pronto se regalen al ser compartidas
en otros medios.
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