Segunda
y tercera carta
“La práctica educativa, por el
contrario, es algo muy serio. Tratamos con gente, con niños, adolescentes o
adultos. Participamos en su formación […] Podemos contribuir a su fracaso con
nuestra incompetencia, mala preparación o irresponsabilidad.” Ahí radica la importancia de los cursos de
excelencia a los que deben estar expuestos los maestros y todos aquellos que
pretendemos enseñar.
Se deben dejar de lado los falsos
discursos mareadores con los que se pretenden “preparar” a los maestros y a los
que pretendemos enseñar; las capacitaciones no deben prepararse tan a la ligera
porque de lo contrario lo único que provocan es que los maestros se fastidien
de ir a escuchar un montón de discursos absurdos y empiecen a generar una
aversión a las capacitaciones en general.
Existen infinidad de temas en los que
los maestros necesitan capacitación, tal es mi caso en el que una alumna me
comentó que tuvo un intento de suicidio y realmente no supe como contestar y
tampoco recibí el apoyo adecuado por parte de la gente que se supone me está
capacitando; sin embargo, busque ayuda profesional de una terapeuta muy buena
que me apoyo con ese tema, pero el problema está ahí, en el aula y no contamos
con la preparación adecuada para hacerle frente.
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