martes, 19 de noviembre de 2013

Segunda y tercera carta

Segunda y tercera carta
“La práctica educativa, por el contrario, es algo muy serio. Tratamos con gente, con niños, adolescentes o adultos. Participamos en su formación […] Podemos contribuir a su fracaso con nuestra incompetencia, mala preparación o irresponsabilidad.”   Ahí radica la importancia de los cursos de excelencia a los que deben estar expuestos los maestros y todos aquellos que pretendemos enseñar.

Se deben dejar de lado los falsos discursos mareadores con los que se pretenden “preparar” a los maestros y a los que pretendemos enseñar; las capacitaciones no deben prepararse tan a la ligera porque de lo contrario lo único que provocan es que los maestros se fastidien de ir a escuchar un montón de discursos absurdos y empiecen a generar una aversión a las capacitaciones en general.

Existen infinidad de temas en los que los maestros necesitan capacitación, tal es mi caso en el que una alumna me comentó que tuvo un intento de suicidio y realmente no supe como contestar y tampoco recibí el apoyo adecuado por parte de la gente que se supone me está capacitando; sin embargo, busque ayuda profesional de una terapeuta muy buena que me apoyo con ese tema, pero el problema está ahí, en el aula y no contamos con la preparación adecuada para hacerle frente.

La necesidad se encuentra pero no hay quien pueda cubrirla o por lo menos, no siempre se cubre de la manera más adecuada.

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