lunes, 25 de noviembre de 2013

CUALIDADES DEL DOCENTE

"La educación está en función de un único asunto: el desarrollo de la persona. Etimológicamente el concepto de desarrollo alude al propósito de 'no-arrollar' al individuo, antes bien, abrir, impulsar y acrecentar armoniosamente sus eventuales capacidades, posibilidades y aptitudes." (La Educación como Despertar, Ricardo Peter)

Así pues, como ya es sabido, el rol del maestro recaé en la ayuda hacia nuestros alumnos para que lleguen a ser personas abiertas, con plena confianza en sí mismos, conscientes de sus propias capacidades y habilidades, a ser críticos-constructivo, entre otros. Una tarea que no siempre es sencilla de llevar a cabo, ya que, de alguna manera, implica para el educador  'modelar' dichas actitudes y aptitudes. Y digo "de alguna manera", ya que desde mi perspectiva, el que el docente represente un 'modelo' para sus alumnos no debe caer en la mala-interpretación de que el docente no es un sujeto que no se 'equivoca'.

Nuevamente, para que los alumnos puedan desarrollarse de manera integral, es necesario que el docente se refleje a sí mismo como una persona integral. Algunas de las características bajo dicho criterio son la confianza en uno mismo, ser justo, paciente y tolerante.
La confianza en uno mismo se refleja cuando llegamos a ser consciente de quiénes somos, de nuestras propias capacidades y limitaciones y de lo que somos capaces de hacer con todo ello cuando frente al grupo nos encontramos. La confianza en uno mismo es una cualidad activa, es decir, algo que sube y que baja dependiendo de las circunstancias y las situaciones en las que nos encontremos.
Un 'sentido de justicia dentro del salón de clases'. Otro papel importante del docente es el de hacer respetar las reglas y normas dentro del salón de clases. Está entendido que las normas funcionan como reguladores del comportamiento dentro y fuera del aula, y por lo tanto proveen un sentido de 'justicia' a los alumnos.

Finalmente, quisiera destacar a la paciencia y tolerancia también como características que favorecen el quehacer educativo. "El acto de tolerar implica el clima de establecer límites, de principios que
deben ser respetados," dice Fraire. Por lo que entiendo que ser paciente o tolerante no necesariamente significa 'dejar pasar', si no que más bien, al esclarecer lo que está permitido y lo que no, y al entender hasta donde llega nuestra responsabilidad como docentes y dónde la de los alumnos, son éstas las que nos indicarán los 'límites de la paciencia'.

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